Además de que existe una gran cantidad de organizaciones y entidades conscientes con el desarrollo social y medioambiente, quienes están ejecutando acciones de responsabilidad social de manera integran, e incluso este tema ya es un punto central dentro de su visión estratégica de negocio. Esto va en concordancia con lo que expusieron Castro & Becerra (2012, p.2) quienes mencionaron que el crecimiento empresarial es una variable que depende de numerosos factores; la RSE es uno de ellos, ya que favorece toda iniciativa que se origina en la empresa, facilitando el posicionamiento de su marca, renovando la imagen corporativa, capturando la preferencia y la lealtad de los clientes y promoviendo la perfecta armonía entre la empresa y la comunidad en la que opera. En este contexto, la RSE activa el crecimiento de la empresa, debido a que mejora ostensiblemente la reputación y la credibilidad, y con ello logra el reconocimiento ante sus grupos de interés (stakeholder), especialmente cuando el compromiso con el desarrollo de la estrategia de responsabilidad social es percibido como reflexivo, ético y espontáneo.
En ese sentido Feldman & Reficco (2015, p. 62) manifestaron que la responsabilidad social puede constituirse en un factor diferenciador para los consumidores y por lo tanto le puede agregar valor a aquellas empresas que logren ser percibidos favorablemente respecto de esta variable por parte de sus potenciales compradores. Por esta razón la comunicación es un factor absolutamente relevante para transmitir el mensaje hacia el consumidor, considerando tendencias actuales e incluso aquellas emergentes enfocadas a mejorar estilos de vida del consumidor, volviendo a la publicidad una de las principales estrategias no solo de socialización, captar mercado y generar una reflexión sobre otro tipo de atributos, fomentando un consumo socialmente responsable. Para que una campaña de publicidad consiga cambiar la sensibilidad de las personas, no puede ir por completo a contracorriente de las preferencias sociales. Tiene que apoyarse en alguna de esas llamadas «tendencias emergentes», para crecer con ella y tratar, en cierta forma, de modelarla, conduciendo la sensibilidad social del público hacia los intereses o los objetivos de la campaña. Descubrir estas tendencias y apoyarse en ellas aplicando la estrategia más adecuada es la difícil labor de los estrategas empresariales. (Ruiz, 2003, p.3)
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