Por esta razón es muy importante que cada empresa planifique correctamente su mensaje y los medios que utiliza para que no sean socialmente irresponsables. La comunicación, específicamente la publicidad no es socialmente responsable cuando en el mensaje que comunica en forma explícita o indirecta se utilizan frases, imágenes, ideas discriminatorias o que ofenden a grupos raciales, de género, religiosas, o social de cualquier tipo. Por lo que cada empresa debe definir cuáles son sus límites en materia de publicidad y la forma de que las estrategias publicitarias sean coherentes con las políticas que establecieron dentro de sus objetivos de responsabilidad social. La RSE ha alcanzado una difusión importante y hoy forma parte de la agenda de casi todas las compañías, estableciendo sus objetivos hacia la construcción de una identidad corporativa. También son utilizadas como parte de una estrategia competitiva, aplicando acciones como instrumento de legitimación social y como una contribución importante a la formación de su capital. (Vanney, 2004, p. 130)
Para alcanzar el éxito en la implementación de estas campañas, los empresarios de publicidad deben tomar conciencia de que por encima de intereses particulares económicos debe estar el desarrollo de la comunidad en la que se hallan insertos. El publicista, directivo y el empresario pueden colaborar directamente en la conformación de una sociedad más humana: educar en actitudes sociales, respeto a la naturaleza, utilizando los mensajes y comunicación principalmente hacia la mejora del estilo de vida de las personas, y de un consumo de productos de forma responsable.
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